Domingo 29 de Marzo.
Hoy es mi 8vo día en toque de queda.
Tuve una enorme suerte de que el último día que pude salir libremente a las calles a caminar, y a comer a algún restaurante, de manera normal fue el día de mi cumple, el pasado 21.
En una semana parece que no ha pasado mucho, pero en realidad han pasado muchas cosas.
En un principio el Primer Ministro de la India anunció que habría toque de queda sólo el 22 de marzo, al día siguiente anunció que se extendería hasta el 31 de marzo. Y finalmente el 24 anunció que se extendería por 21 días más, es decir hasta el 15 de abril.
Aquí en donde estoy se llama Mc Leod Ganj, y el pasado sábado 21 llegó un maestro tibetano de USA, que al parecer venía infectado y murió el lunes, no es seguro que fue de COVID por lo que las autoridades del distrito de Kangra, que es como la cabecera municipal de este lugar restringieron mucho más la cuarentena en esta zona. Anunciaron que estaba completamente prohibido salir a las calles, que de lo contrario serían encarceladas las personas que se encuentren fuera de sus casas, y que cualquier comercio quedaba prohibido abrirse. Después autorizaron que el único momento para salir sería para comprar víveres de 8 a 11 am. Los primeros dos días había filas en las únicas 4 tiendas abiertas de abarrotes de todo el pueblo.
Yo sigo hospedada en el mismo Hotel desde que llegué, que aunque es modesto, es muy cómodo, no necesito más. No tengo refrigerador ni cocina, así es que me surtí de alimentos prácticos, que no necesitan refrigeración como nueces, semillas, frutas, pasas, algunos jugos de tetrapak, agua, un queso maravilloso que sólo existe en India que también es de tetrapak y que no se echa a perder sin refrigerarlo, unas galletas, y un vino de manzana.
Los primeros días del toque de queda, conocí a una española y a un inglés que también están aquí viviendo desde hace semanas, y tenían planeado quedarse mucho tiempo más, porque tienen proyectos de trabajo aquí en India, pero al igual que todos los pocos extranjeros hospedados en casas de huéspedes u hoteles que quedamos aquí, no teníamos donde comer.
Entonces un chavo muy amable, gerente de un café restaurante que está casi junto a mi hotel y amigo de mi amiga la chilena se ofreció a darnos de desayunar y de comer de forma “clandestina” porque la policía estaría patrullando y asegurándose de que todo se mantenga cerrado.
Al final pudo hacerlo sólo un día, sus vecinos se dieron cuenta y el dueño del restaurante se lo prohibió. Después a mi me ofreció darme de comer únicamente a mi solita, porque sería más discreto. Al principio accedí, pero después me sentí un poco acosada, porque el muchacho no dejaba de escribirme diario, a toda hora e insistir que lo visitara o que si podía visitarme.
Así es que preferí tomar la famosa sana distancia.
Entonces decidí hablar con los chavos que están a cargo del hotel, el gerente y el dueño, porque incluso ellos me pidieron que no saliera, me estuvieron cuidando todos los días, incluso hablaron con el chavo del restaurant para saber quién era, y a dónde iba, y cada vez que salía a comprar o a comer al restaurante de este chavo, estaban al pendiente de mi.
Finalmente ellos muy amablemente me dijeron que no me preocupe, acordé el costo de la habitación hasta el 15 de abril por una cantidad de verdad increíblemente barata incluídos los 3 alimentos, e incluso un masala chai antes del desayuno y otro para la hora del té al atardecer.
Con el paso de los días nos hemos vuelto más amigos, los días soleados nos subimos a la azotea, ellos juegan cartas, yo me pongo a leer, y a escuchar música, o a bailar, el 28 fue el cumpleaños de uno de ellos, su nombre es Rana, como no pudieron festejar propiamente, sólo consiguieron una botella de Whiskey, tuvieron que ir por ella a un campamento que está en la montaña, Rana se fue muy temprano para no ser atrapado por la policía,y como no había pastel, ni nada, le compré un chocolate, por las mañanas se levantan temprano para ir a comprar víveres para nosotros tres, huevos, pan, lentejas, arroz, etc.
Los dos cocinan, y de verdad puedo decir que la comida es sencilla pero deliciosa, no muy picante, pero con muy buen sabor. Todos los días me dan arroz y lentejas en sus múltiples variaciones, a veces roti y vegetales con especies para cenar y siempre me dan por la mañana un masala omelete, lo que nosotros conocemos como tortilla de huevo a la mexicana.
El día de ayer el dueño me ofreció cambiarme de habitación a una más arriba que tiene una mejor vista, y un mejor baño, y con muebles más modernos. Al principio lo dudé porque ya me había encariñado con mi primer habitación, pero la vista está de lujo y el baño tiene un calentador más grande lo que hace que salga agua caliente por mucho más tiempo, y eso me daría la posibilidad de cantar y bailar bajo la ducha como a veces acostumbro. Así es que me convenció y finalmente acepté la oferta.
Hace dos días amaneció lloviendo y todo el día estuvo nublado y con lluvia sin parar, hubo incluso una tormenta, el viento soplaba muy fuerte, cuando de repente oigo mucho ruido entre los árboles, y me doy cuenta de que hay varios monos brincando afuera por todas partes.
En casi todo India existen los monos de color café con nalgas rosadas, y hay otro tipo de monos que son de pelo blanco con rostro de color negro.
Pues parecía que era una persecución entre unos con otros, los de nalgas rosas pueden ser muy agresivos cuando de conseguir comida se trata, los de cara negra no lo son.
A mí ya me ha tocado defenderme de los monos desde la primera vez que vine a India hace 6 años, cuando en la casa de mi guía de Jaipur mientras tomábamos masala chai, una banda de monos quería entrar a su casa a robarse comida. Nos dio unos palos largos y nos pusimos toda su familia y yo en posiciones estratégicas para que no pudieran entrar.
Esta antigua experiencia me dejó un poco traumada, además en otras ocasiones también he visto como arañan, o tratan de atacar y robar comida, por eso les tengo un poco de miedo y trato de mantenerme lo más alejada posible de ellos.
Así es que esta ocasión solo los veía correr y brincar entre las ramas de árboles y balcones, cuando de repente un mono enorme brinca de la nada al barandal de mi balcón y se me queda viendo a mi y luego a mi comida que tenía justo en la mesa frente a la ventana, me sacó un susto de muerte, por poco pensé que estaría dispuesto a golpear el vidrio, mi corazón palpitaba muy agitado, sólo se me ocurrió cerrar las cortinas, y el chango finalmente se fue.
Después le pregunté a los chavos del hotel, qué había pasado, me explicaron que hubo una pelea entre ellos y que estaban muy agitados, y que mantuviera la puerta cerrada cuando anduvieran merodeando por afuera. Que nunca van a romper vidrios ni meterse si no está la puerta abierta.
Otra cosa que descubrí y que me parece fascinante es que justo frente a mi Hotel está un monasterio de monjas budistas tibetanas, todas las mañanas salen a colgar sus ropas cuando hace sol, y todas las tardes las veo estudiar, caminando y leyendo, y ya casi obscureciendo todas empiezan a hacer unas oraciones que se alcanzan a escuchar hasta la azotea de mi hotel.
Ayer que salió el sol, nos pusimos a cantar y bailar con música hindi, después yo les puse música latina y mis amigos del Hotel intentaban seguir mis pasos, nos reímos muchísimo, yo más que ellos creo, las monjas se me quedaban viendo como si fuera un bicho raro… jajajaja.
Así mis días, llenos de sorpresas y al mismo tiempo de quietud y naturaleza salvaje.
Y aunque no estoy segura de cuándo podré salir de aquí, me siento muy afortunada de poder vivir este encierro contemplando todos los días estas montañas y escuchando a estas monjas por las tardes.
La vida no se equivoca conmigo.