El milagro y mi sanación de covid.

El milagro y mi sanación de covid.

Martes 6 de Octubre del 2020.

Lo que he vivido las pasadas dos semanas han sido un parteaguas en mi vida, un antes y un después. 

He vivido en carne propia lo que este bicho hace en nuestros cuerpos a nivel físico, emocional y mental, y créanme que es algo que no le deseo ni a mi peor enemigo.

Pero también en esta última semana he sido testigo de una serie de coincidencias y de señales milagrosas que hoy por hoy todavía me cuesta trabajo creer.

Y justo por eso he decidido que quiero compartir mi historia y mi experiencia con todos ustedes mis lectores, seguidores y amigos, porque lo que he vivido es en verdad algo que no puedo explicar y que mi mente por más que lo quiere entender no lo logra.

Si no fuera porque es a mi a quien me pasó, lo pondría en tela de juicio, de hecho todavía me cuesta trabajo asimilarlo

Si fuera alguien más quien me lo estuviera contando talvez sería excéptica.  Pero es cierto, he sido objeto o materia viva de la manifestación de un verdadero milagro en carne propia. 

ESTA ES MI HISTORIA; Increíble, como un milagro, y al mismo tiempo como sacada de un libro de misticismo y de ciencia ficción y fantasía. 

Todo comenzó el sábado 19 de septiembre, hace dos semanas, cuando había terminado dos previas semanas intensas de trabajo en las que di 30 terapias en 20 días en Guadalajara y en las que había terminado fulminada física y energéticamente.

Como terminé muy contenta, decidí aceptar una invitación a cenar con 3 de mis alumnas del curso de milagros a un centro comercial famoso de Guadalajara. En esa cena sin pensar decidimos pedir dos postres y compartirlo, sí, así de inconscientes, las 4 mujeres terminamos metiendo nuestra cuchara al mismo postre del que todas comíamos sin importarnos que estuviéramos intercambiando nuestros fluidos bucales como si nada.

El domingo fui a Tlaquepaque a pasear sin ninguna novedad, todo bien, llegó el lunes que también pasó sin ninguna novedad, sintiéndome de maravilla y en el que finalmente regresé a mi casa y a mi pueblo de Metepec.

Fue hasta el martes 22 de sept. que tuve una terrible pesadilla como sacada de la película de terror de pesadilla en la calle del infierno que me despertó a las 3 de la madrugada y que me generó un pánico a tal grado que no pude volver a conciliar el sueño hasta entrada la mañana. Yo estoy casi segura de que este evento específicamente fue lo que hizo que mi sistema inmunológico se debilitara al máximo, porque conozco mi cuerpo, y sé cuando su sistema inmunológico se debilita y siempre es por causas externas que me causan mucho stress. Y así a la mañana siguiente amanecí con un poco de tos, sin dolor de garganta, sin dolor de pecho, sin ninguna otra molestia, únicamente con un poco de tos, así es que comencé a tomarme mis ya típicos tés de jengibre mega concentrados con limón, miel, aceites esenciales y mi leche dorada que siempre me saca de cualquier gripilla o malestar que llegue a comenzar a sentir. Y así pasó el día sin más molestias.

El miércoles 23 amanecí bien, pero con dolor de cabeza, la tos ya había desaparecido, yo pensé que mis tés de jengibre concentrado habían hecho efecto, pero ahora parecía que la tos se estaba convirtiendo en gripa, porque empecé a estornudar ligeramente, yo seguía pensando que era una consecuencia natural por el cansancio que traía arrastrando por las semanas intensas que tuve en Guadalajara.

Fue hasta que una de mis alumnas con las que cené el pasado sábado que me comentó que se sentía mal desde el domingo, con fiebre y tos, y que se había ido a hacer la prueba de covid, y que en cuanto tuviera los resultados me informaría.

Yo pensé que seguro no era nada grave y pasé el miércoles solo con dolor de cabeza que se me quitó con dos analgésicos que mi mamá me dio que son como para caballo, y con un poco más de cansancio de lo normal.

Llegó el jueves 24, amanecí con dolor de cabeza como el día anterior, pero esta vez con un cansancio extremo, la tos se había ido, la gripa también había desaparecido, pero esta vez me sentía un poco mormada, pero nadamás, ese día tenía programada una plática en mi instagram LIVE así es que me dispuse a bañarme y alistarme un par de horas antes de la plática, mi sorpresa fue que cuando terminó la conversación mi cansancio era como si hubiera corrido un maratón o como si me hubiera atropellado un tren. El cansancio que sentía no era normal.

El viernes 25 desperté ya sin dolor de cabeza, yo seguía tomando diario mis tés de jengibre con canela y guayaba, con aceites esenciales y seguía tomando leche dorada 3 veces al día, yo juraba que eso era lo que me estaba curando. 

Pero este día fue particularmente extraño porque me la pasé todo el día en la cama, el cansancio y dolor de cuerpo que empezaba a sentir eran extremos y empezaba a tener una sensación de pesadez y dolor en la zona del cuello, los hombros y la espalda alta, también empecé a sentir inflamación en los oídos y en toda la sección de los senos para nasales. 

Finalmente llegó el sábado 26, yo ese mismo sábado por la mañana como cada día puse un incienso mientras meditaba, pero cuál fue mi sorpresa que noté que no percibía ningún olor del incienso, ni poniéndomelo  pegado a la nariz, cosa que se me hizo muy extraño, más tarde cuando llegó la hora de la comida, mientras comía la sopa de verduras que me habían cocinado pensaba que era la sopa más insípida y desabrida que haya comido, y que seguramente era porque se les había olvidado ponerle todas las especies que siempre les pido que le pongan, cual fue mi sorpresa cuando mi mamá me dijo que no se les había olvidado y que la sopa tenía muy buen sabor con todos los condimentos que siempre le ponen.

Fue entonces que supe que ahora sí, algo estaba definitivamente mal en mi, y les pregunté a mis alumnas cuál había sido el resultado de la prueba, a lo que me confirmaron que ambas habían dado positivo en la prueba de covid.

La noticia me calló como un balde de agua fría, no lo podía creer, ¿cómo? ¿a mi?. Yo juraba que estaba blindada, que yo no me contagiaría. 

Toda la vida me he considerado una mujer muy sana, sin achaques, con una salud rebosante.

No lo podía creer, me salí al jardín a tirarme al pasto, me la pasé llorando como niña chiquita, sostenida por la tierra, le preguntaba a Dios ¿porqué, porqué a mi? ¿cómo pudo ser posible?.

Y entonces entendí que todos los días anteriores en realidad eran síntomas ligeros del famoso bicho, así que decidí que tenía que correr a hacerme el test, pero por ser sábado en la tarde ya todos los laboratorios estaban cerrando, así es que encontré solo uno abierto, les llamé, hice cita y salí corriendo con todo y mi cansancio extremo, ya empezaba a percibir un poco de fiebre en mi cuerpo. El laboratorio no aceptaba tarjeta de crédito más que pagos en efectivo así es que tuve que hacerme la prueba de sangre, porque no me alcanzaba para pagar en efectivo la prueba de PCR que costaba 4 mil pesos, y claramente no traía esa cantidad en efectivo. Hice coraje, menté madres, traía un humor del carajo, por la noticia, por el malestar, por todo.

Cuando me sacaron la muestra de sangre el muchacho del laboratorio me comentó que mi sangre estaba muy espesa, que era necesario que tome mucha agua para diluir mi sangre, cosa que se me hizo rarísimo, porque yo nunca tengo la sangre espesa, y siempre tomo líquidos.

Regresé a mi casa con la consciencia de que tendría que encerrarme en mi cuarto por lo menos 15 días más y esperar hasta saber los resultados del laboratorio.

De cualquier forma ya una amiga mía me había dicho que perder el olfato y el gusto era síntoma seguro de que es covid, pero que era buena señal porque significa que el virus se había quedado en la zona de la cabeza, garganta y fosas nasales sin bajar a los pulmones.

El resto del sábado la pasé llorando, angustiada, sintiéndome más cansada que nunca, jamás en mi vida había sentido tanta incertidumbre y tanta vulnerabilidad en toda mi existencia. Una gran amiga mía me llamó de casualidad para ver cómo estaba, le conté de mi situación, ella me dijo que su hermano había estado enfermo muy gravemente hacía unos meses, y me recomendó que tomara anticoagulantes y unas vitaminas específicas para ayudar a mi sistema inmunológico, inmediatamente los adquirí y empecé a tomarlos, la verdad estaba desesperada y no sabía a quién acudir.

Cada noche que pasaba dormía entre 9 y 11 horas del cansancio extremo, el domingo al medio día comencé a sudar frío, y a sentir escalofríos en la espalda, me quedé dormida un par de horas por la tarde, cuando desperté era demasiado el malestar y decidí tomarme la temperatura, mi sorpresa fue que ya alcanzaba los 40 grados. Me asusté mucho, jamás en mi vida había tenido tanta fiebre, contacté con un doctor que me recomendaron experto en pacientes de covid.

Le llamé, me preguntó si era diabética, hipertensa, le dije que nada de eso, me dijo que siguiera tomando el anticoagulante y las vitaminas, que agregara paracetamol para controlar la fiebre y un antiinflamatorio, y que necesitaba checar el nivel de oxígeno en la sangre con un oxímetro, y si bajaba de 90 sería necesario una tomografía de tórax simple para ver el daño en los pulmones, pero yo no sentía ningún problema para respirar.

Lunes, martes y miércoles transcurrieron como una eternidad, el martes recibí las pruebas del laboratorio que salieron negativo, no lo podía creer, ya después me explicaron que era obvio porque no había esperado el tiempo indicado para que se vieran los anticuerpos en sangre.

Lunes 28 y martes 29 pasé el día controlando la fiebre, el hambre se desapareció por completo, el dolor de espalda alta, hombros y cuello era ya desesperante, sentía que me quería morir, seguía cansada al máximo, quería dormir todo el día para no sentir nada. La sensación de congestión en toda la cabeza y especialmente en los ganglios del cuello era muy incómoda.

Me sentía mal y de mal humor, harta, me dolían las costillas y la espalda alta como si hubiera tosido sin parar por días y horas, pero sin tener tos.

En esos días un par de personas me escribieron para recomendarme el famoso CDS o Dióxido de Cloro, yo no tenía ni idea de qué me hablaban, pero fueron varias las personas por distintos lados que me hablaron de las maravillas del famoso producto, yo estaba dispuesta a lo que sea, con tal de sentirme mejor, así es que me di a la tarea de conseguirlo, sin tener mucha suerte, porque no es un producto fácil de encontrar, por ser un producto muy controversial, ya que es tan barato y tan fácil de hacer y que se supone que cura tantos males que la teoría es que la industria farmacéutica no le conviene vender un producto que realmente sane y a tan bajo costo por lo que le han hecho mala fama. 

El miércoles 30 empecé a sentirme mucho peor, el cansancio era insoportable, empecé a tener tos seca. El apetito desapareció por completo, dejé de comer porque no me entraba la comida, me obligaba a probar bocado al menos para no sentir el ácido en mi estómago por falta de comida. El malestar era cada vez más fuerte y la oxigenación ya estaba entre en los 90 y de repente bajaba a 89.

El jueves en la mañana mi mamá me dijo que me veía peor, era mi día 9 de síntomas, y me habían dicho que los más críticos son el 10 y 11, yo estaba ya desesperada y muy preocupada especialmente por lo que marcaba el oxímetro que el doctor me había dicho que si bajaba de 90 tendría que ir al hospital a que me pusieran respirador. Ese jueves algo me decía que tenía que avisarle a mi amiga Geovana la que vive en Mérida sobre mi condición, porque ella estuvo conmigo en Guadalajara y algo me decía en mi interior que debía contarle por lo que estoy pasando. Así es que le llamé, cuando le conté de mi estado lo primero que me dijo fue lo mismo; toma el CDS, y me envío una serie de documentos, videos y entrevistas para que supiera de qué se trataba, yo le dije que ya sabía perfectamente de qué se trataba pero que estaba siendo un verdadero problema conseguirlo en mi comunidad, porque es un producto que tiene que estar refrigerado.

Ella me dijo, espérame le voy a preguntar a mi mamá qué doctores lo distribuyen en toda la república, talvez haya algún doctor cerca de ti.

Así en un rato más me mandó un directorio de doctores de toda la república que distribuyen y usan el famoso CDS. 

Mi gran sorpresa fue que había una mujer Dra Maribel con dirección en Toluca, así es que fue a la primera que le llamé.

Una mujer muy amable me contestó, le conté mi situación y ella muy amablemente me dijo, que claro que sí me podía ayudar pero que se encontraba tomando un curso on line, que le llamara después de las 8 de la noche.  Fue así que me dispuse a regresarle la llamada más tarde. Eran como las 9 de la noche, la doctora me contestó y me dijo que acababa de vender los últimos 4 litros de CDS que le quedaban, yo casi me pongo a llorar, le dije que cómo era posible, si le había llamado apenas un rato antes para pedírselos, la mujer yo creo que me escuchó tan desesperada que me dijo.

Mira, yo soy médico halópata, acupunturista, homeópata, etc., etc., etc., y me dijo una cantidad de disciplinas que ni siquiera entendí de qué me hablaba, y remató diciendo y además también hago una terapia que se llama Sanación Cuántica, si quieres, y si tú estás dispuesta y me das permiso de que trabaje contigo a la distancia te puedo ayudar a que sanes. Yo me quedé estupefacta y le dije, sí, sí, lo que sea, haga lo que quiera con tal de que me quite esto. Entonces la mujer me dijo; ok, muy bien, pero dime algo, ¿eres católica? yo le contesté que no, que fui criada católica pero que no me considero de ninguna religión porque no practico ningún dogma de Fe. Ok, me dijo, no importa, pero ¿crees en algo, verdad?, y le dije si claro por supuesto, solo que a mi muy particular manera. 

Entonces la doctora me dijo, muy bien, no importa en quien creas, lo que importa es que tengas FE, tienes que entender que en esta terapia que haré contigo no soy yo la que te va a sanar, es DIOS, y solo tu FE te va a sanar, nadie más. Solo se necesita que tengas FE y que pidas a quien tu quieras o como le quieras llamar a esa fuerza superior, divinidad o creador que te ayude. 

Yo le contesté, no se preocupe doctora, el músculo de la FE lo tengo muy bien ejercitado y si algo tengo fuerte es eso, FE en la Divinidad.

Muy bien me dijo, solo necesito que me des tu nombre completo con apellidos, tu fecha de nacimiento con hora de nacida y lugar de nacimiento, y te voy a llamar en un rato más cuando yo esté lista, quiero que sepas que no estaré yo sola trabajando contigo, seremos varios colegas y yo con quien estaremos trabajando a la distancia con la medicina cuántica. 

Yo justo esa tarde que me había sentido tan tan mal, que había estado deprimida, y haciendo reflexión en mi fuero interno, porque quería entender porqué y para qué había atraído esta experiencia de manera inconsciente. Porque como algunos de ustedes saben soy practicante y maestra de Un Curso de Milagros, y en ese curso se explica que la enfermedad es voluntaria, obvio de manera inconsciente, pero siempre proviene de nuestra mente, porque el cuerpo no genera enfermedad por sí solo, para que un cuerpo se enferme es porque primero se enferma la mente, y es nuestra mente inconsciente la que encuentra algún beneficio a través de la enfermedad. Entonces esa tarde estuve reflexionando sobre el tema y de qué manera yo necesitaba o estaba encontrando algún beneficio. 

Después de colgar con la doctora y con lágrimas en los ojos (porque me sentía terriblemente) alcé los ojos al cielo y le dije a Dios:

Padre mío si esta experiencia la atraje para aprender a poner límites, aprender que necesito detenerme, aprender a cuidarme al máximo a mi misma y a demostrarme amor en forma de no hacer nada está bien ya lo aprendí. Dios mío te prometo que ya aprendí que no necesito un virus para descansar, para guardarme, para detener todo, para abrazarme y ponerme como prioridad por encima de todos y de todo pero por favor has un milagro en mi cuerpo y quítame este virus. 

Alrededor de las 10:30 de la noche la doctora me regresó la llamada, y me dijo, estás lista, yo contesté que sí, así es que empezamos.

Me pidió que me mantuviera parada sin recargarme en nada, con los pies ligeramente separados a la distancia de los hombros. Después me explicó que estaría haciendo unas invocaciones y unas preguntas y que mi cuerpo estaría respondiendo como un péndulo, si o no. Yo ubico perfectamente la kinesiología, tengo amigos que la practican, y yo también en ocasiones utilizo mi propio cuerpo para hacer preguntas y recibir respuestas, así es que supuse que la doctora haría algo similar y solo me dijo, cuando tu cuerpo deje de contestar con un NO, habremos sacado el virus de tu cuerpo.

Entonces la doctora comenzó a repetir mi nombre completo con apellidos, mi fecha de nacimiento con hora de nacida, y hacía unas invocaciones para después ordenarle a mi cuerpo, “dame un No”, y luego “dame un SI”, a lo que mi cuerpo respondía como un péndulo oscilando hacia adelante para Si, y hacia atrás para el NO.

Mi energía y mi fuerza estaban tan mermadas que no me podía sostenerme de pie más de 2 ó 3 minutos y tenía que sentarme a descansar cada rato. 

Cada vez que hacíamos el ejercicio yo cerraba los ojos para poder percibir con detalle cualquier sensación de movimiento en mi cuerpo. Después de 3 ó 4 veces que repetimos el ejercicio, hubo un momento que tengo muy presente, porque sentí en todo mi cuerpo como cuando alguien te acaricia la espalda o la cabeza y te da un escalofrío que te recorre todo el cuerpo como un tipo hormigueo agradable, como tipo caricia. Justo después de que sentí eso, la doctora volvió a pedirle a mi cuerpo «dame un NO», a lo cual no se movió por primera vez. Volvió a insistir y mi cuerpo no respondió. Entonces me dijo, déjame checar con mis colegas, me dejó en espera en el teléfono, y a los pocos segundos regresó y me dijo, ya quedó hecho, hemos sacado por completo el virus de tu cuerpo.

La verdad es que cuando me dijo eso, yo no lo podía creer, y me dijo, mañana si quieres te puedes hacer un examen de sangre o de lo que quieras y saldrán negativos. De cualquier forma tienes que seguir guardando reposo, y seguir en aislamiento, pero tu cuerpo va a empezar a recuperarse más rápidamente. Puedes suspender los medicamentos, pero es importante que sigas aislada hasta que tu cuerpo se recupere de todo el daño celular, especialmente tus pulmones.

Colgué y algo sentía en mi interior, una gran paz, y el malestar del cuerpo había desaparecido. 

A la mañana siguiente lo primero que me despertó fue una llamada de la doctora para decirme que había corroborado con todos sus colegas y que me llamaba para confirmarme que el virus estaba por completo erradicado de mi cuerpo, pero que tenía que preparar un agua para que ella trabajara a distancia con esa agua para que yo me la estuviera tomando cada 15 minutos para que el agua regenerara absolutamente todo mi cuerpo.

La verdad es que todo lo que me decía sonaba a ciencia ficción, pero lo hice al pie de la letra. 

Ese día llegaron a mi casa unas pruebas express o “rapid test device” que mandé pedir de Guadalajara, donde miden los anticuerpos IgG y IgM del Covid 19 en cuestión de 15 minutos, como tipo una prueba de embarazo pero para el virus.

Por supuesto que lo primero que hice fue hacerme la prueba, a lo cual salió 100% negativo, nada, cero, ningún tipo de anticuerpo tenía rastro en mi cuerpo según esta prueba. Después me medí el oxígeno en sangre y había aumentado como por arte de magia a 97 de estar casi en 89 el día anterior.

En ese momento no me extrañó el resultado, pero igualmente no me dejó de sorprender. 

Desde entonces han pasado 4 días, la mejoría ha ido aumentando poco a poco, el sentido del olfato ya regresó por completo, y el sentido del gusto también, el día de ayer por primera vez en dos semanas se me antojo la comida, y tuve energía para bañarme y vestirme como gente normal.

El día de hoy ya tuve energía durante todo el día, y pude por fin sentarme frente a la compu y escribir estas líneas que comparto con ustedes. 

Todavía tengo tos, pero ha ido bajando lentamente. Hubo un día que tuve dolor de cabeza ligero para lo que le llamé a la doctora para que me ayudara e hizo lo mismo a distancia y quitó por completo el dolor de cabeza, yo le pregunté que porque seguía con esos síntomas, me contestó que era el miedo que seguía arrastrando por el contagio, y que el miedo cierra no sé qué válvulas en la cabeza y no deja que fluya la sangre de manera apropiada causando dolor. La tos me dijo que es la secuela normal del daño a los pulmones.

Y así llego al final de esta que es mi historia, que parece increíble, irreal y que si no fuera porque me sucedió a mi no lo podría creer.

Al final pensé que tal vez parte del objetivo de vivir esta experiencia era ser un testigo viviente de un milagro de Dios, y que como he hecho hasta ahora, seguiría compartiendo mis experiencias y todo lo que fuera necesario para seguir reforzando la idea de que solo Dios y solo nuestra Fe en Él nos puede sanar y salvar de cualquier calamidad, por muy terrible y desesperante que parezca cualquier situación. 

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