Mi 4to. retiro de Vipassana y mi sublime experiencia meditando.

Mi 4to. retiro de Vipassana y mi sublime experiencia meditando.

Primero quiero explicarles un poco de qué va la meditación vipassana para que tengan un poco de contexto de lo que les voy hablar.

Hace 7 años hice mi primer retiro de silencio de meditación vipassana. He hecho en total 4. 

Los retiros de meditación vipassana están diseñados para que no tengas ninguna distracción, se hacen en lugares alejados de la civilización, por lo regular en donde es muy silenciosos, en los que te aíslas por completo durante diez días y te sientas a meditar durante 11 horas diarias, de 4:30 de la madrugada a las 9:30 de la noche. Diez días en los que tienes completamente prohibido tener algún tipo de distracción, no puedes escribir, no puedes leer, no puedes hacer ejercicio, no puedes tener ningún aparato electrónico, y obvio no puedes hablar con nadie,  ni tener contacto físico y ni siquiera ver a los ojos a nadie.

Una experiencia que yo la llamaría como una especie de campo de concentración para tu mente. Una experiencia tan fuerte que muchas gentes se salen antes de tiempo, porque no aguantan estar en silencio con sus propios pensamientos durante tanto tiempo y sin ninguna distracción. Porque a nuestra mente le encanta distraerse con todo. 

Además al estar sentado meditando por tanto tiempo durante todo el día, con forme van pasando los días el dolor de la espalda y el cuerpo como rodillas o tobillos se va haciendo cada vez más agudo y al mismo tiempo te vas acostumbrando más. Después entendí que ese mismo dolor del cuerpo es un reflejo del inconsciente y que está directamente asociado a algún tipo de negatividad en la mente. Porque como leí en un libro llamado “Anatomía del Espíritu» explican que “tu biografía es tu biología”,  es decir lo que pasa en tu cuerpo, es un reflejo de lo que pasa en tu vida, y en este caso lo que pasa en tu mente inconsciente.

En aquella primera ocasión me pasó algo que no entendía, los primeros días de aquél retiro empecé a tener terribles pesadillas, de esas que despiertas sudando, casi llorando, por lo vívidas que eran, y por lo terriblemente dolorosas, fue después varios días de pesadillas que me vi en la imperiosa necesidad de pedir ayuda al maestro para preguntarle porqué pasaba eso, (porque ya me daba miedo irme a dormir) a lo que el maestro me explicó que era completamente normal.

Lo que sucedía es que al estar meditando tanto tiempo, estás literalmente  entrenando tu mente para que se libere de la imperiosa necesidad de estar pensando en todo menos en el momento presente, y entonces empiezas verdaderamente a purificarla de negatividades muy profundas, como son miedos inconscientes, pero al ser un proceso inconsciente, esas negatividades también se liberan de manera inconsciente a través de los sueños, es decir, me explicó que si estaba teniendo pesadillas significaba que mi práctica meditativa estaba teniendo frutos reales, pues estaba liberándome de mis negatividades inconscientes a través de mis sueños.

Así en todos los retiros que hecho el patrón de mis sueños se repetía, y se convertía en una verdadera purificación y liberación de mis negatividades, en algunas ocasiones he incluso soñado escenas de vidas pasadas muy impresionantes, y en otras ocasiones he recibido mensajes importantes del mundo espiritual.

De hecho he llegado a pensar que me gusta meterme a retiros de meditación en silencio solo por el efecto que logro en mis sueños, que literalmente se vuelven en revelaciones de mi auténtico trabajo de sanación inconsciente. 

Este último retiro tuvo algunas diferencias a los anteriores, la primera y más importante fue que el maestro y guía de la práctica fue un monje de budismo theravada, y la segunda gran diferencia fue que la práctica a diferencia de las anteriores es que el tiempo lo dividían en dos, primero en una caminata encerrados en nuestro cuarto y luego en el tiempo de estar sentado.

Al principio no me gustó nada la idea, yo quería sentarme 11 horas corridas diarias, con sus respectivos descansos, como en los otros retiros, porque tenía asociada la idea del dolor de la espalda y rodillas (por tanto estar sentada meditando) a la manera de liberar negatividades inconscientes.

En este retiro era obligatorio tener todos los días una entrevista con el monje, en la que nos preguntaba cómo iba nuestra meditación, y cada día nos iba aumentando los lapsos de tiempo entre caminata y sentada. El día uno todos iniciamos con 15 minutos caminando y 15 minutos sentados durante todo el día. Y así día tras día lo iba aumentando particularmente a cada persona según su avance meditativo. 

Después del segundo día me quejaba mentalmente porque no estaba soñando nada y no estaba viendo ninguna reacción palpable en mi cuerpo que me diera un indicio de que genuinamente estaba funcionando tanta meditación. Le pregunte al monje y él me dijo muy amorosamente y compasivamente; dale la oportunidad a esta nueva técnica para ti y al final del retiro decides si la incorporas o no a tu meditación.

Accedí siendo un poco desobediente (como siempre he sido), día tras día fue aumentando los periodos de tiempo, hasta que llegó el 4to día en el que ya hacía 40 minutos de caminata y 40 minutos de meditación sentada. La caminata  me chocaba, porque me provocaba dolor en los talones, y de repente en la espalda, con forme aumentaba el tiempo de caminata. Fue después de dos o tres días que descubrí que el efecto de la meditación en caminata tenía un resultado sumamente efectivo en mi mente. 

Como estaba caminando de ida y vuelta en un cuarto de 3 x 3 metros, no es que tenía que hacer ningún número de vueltas, o que tuviera que llegar a algún lado con mi caminata, NO, de lo que se trata es de que amarrara a mi mente al momento presente, y de que mi mente esté 100% enfocada en cada paso que daba sin ninguna distracción. Al principio me daba cuenta de que no podía hacer 5 pasos cuando mi mente ya se había ido de vacaciones.

Y cuando literalmente obligas a tu mente a no distraerse con nada en un cachito de espacio, la mente se vuelve loca y empieza a bombardearte con mil y un pensamientos, la diferencia es que como estás caminando, “la loca de la casa” (como le dice una  amiga a la mente) no se puede ir mucho tiempo de vacaciones porque si no chocas con la pared. Entonces la mente regresa cada vez más rápido al momento presente. 

No quiero aburrirlos con esto, pero es importante contarlo para que sepan de qué carajos se trata. Entonces me di cuenta de que cuando llegaba el período de meditación sentada mi mente literalmente se mantenía por largos períodos de tiempo concentrada solo en la respiración y con y con muy pocos pensamientos que de repente surgían.

Me di cuenta de que la técnica de meditación caminando en línea recta en un espacio de máximo 3 metros hacía como barrer toda la bola de pensamientos que llegaban a mi mente de manera automática en el momento que decidía empezar a  ponerme a meditar. 

Fue entonces que por ahí del día 4 hubo un momento en que durante mi meditación sentada literalmente pude vivir en carne propia eso que llaman Samadhi en la India. Sentí que mi mente literalmente se desconectó de mi cuerpo, por un momento dejé de estar en esta tierra, era solo mente, no tenía personalidad, no tenía un yo, fue como entrar en un limbo, en el todo, y al mismo tiempo en la nada, un estado que es difícil de explicar, una especia de unión con el universo. Un estado que solo de recordarlo me hace brotar lágrimas de mis ojos. Una sensación de completud, de no corporeidad, de dicha, de paz, de absoluta unión con el todo y vacío simultáneamente. Hasta que sonó el timer y me trajo de regreso con una dicha tan suave y al mismo tan profunda que me cuesta trabajo describir. Un día después pasó lo mismo, me desconecté, entré de nuevo en este paraíso-limbo de la mente, así le llamo yo, porque no tengo otra forma de explicarlo. 

El monje me explico que eran estados normales de una mente ya entrenada que alcanza largos ratos de concentración sin distracción. Pero que ese no era el objetivo de la meditación, porque si generaba apego a lograr esos estados me causaría sufrimiento o decepción cada vez que no los logre, y el objetivo es deshacernos de la negatividad, y  eso sería una negatividad. La verdadera meditación es lograr este estado mental de desapego del tiempo, del pasado, del futuro, y lograr un completo presente libre de angustias y sufrimiento, porque solo el deseo o el rechazo del las cosas es lo que nos hace sufrir. 

Vipassana significa ver las cosas tal y como son, es decir aprender a aceptar la realidad con ecuanimidad, sin apego, sin reacción, solo como un mero observador. Vipassana te enseña a ser solo la consciencia que observa, sin apasionarse con nada.

Los sueños también empezaron a cambiar, en este caso no eran pesadillas, pero si eran sueños muy vívidos y con un alto contenido simbólico fácil de entender para mi. En alguna ocasión soñé a mi papá que aún no moría, y que de repente bajaba del cielo de nuevo mi papá pero siendo más joven, para defenderlo de un juicio. Que ambos se juntaban, el vivo y el del cielo y yo le explicaba al vivo que yo había traído al del cielo, y que yo tenía el poder de hacer eso por todo lo que estudio y todo lo que hago, y que ahora sí me podría entender. Entonces mi papá, el vivo, me miraba con asombro y me decía ahora te entiendo. Cuando desperté me quedé sorprendida y solo me dieron ganas de llorar por lo fuerte del mensaje. 

Finalmente después de terminar los 10 días de retiro me di cuenta que esta nueva técnica de meditación vipassana había elevado mi práctica meditativa verdaderamente a unos niveles que incluso yo jamás pensé que alcanzaría , ya que llevo muchos años siendo meditadora constante.

Y entonces ustedes se preguntarán porque carambas una persona quisiera meterse a un tipo claustro, y vivir una vida casi de monje, donde comes lo mínimo indispensable (literal solo hacíamos dos comidas una a las 7 am y otra a las 11 am y para de contar) y en donde te obligas a no distraerte con nada ni con nadie. 

Pues aquí tienen la respuesta, entrenar la mente para vivir en el momento presente, ¿para qué?, para que talvez en algún momento te liberes del sufrimiento y reconozcas quien realmente eres y a donde perteneces.

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